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Siete desafíos educacionales que debe enfrentar el gobierno de Gabriel Boric

marzo 4, 2022


Primer plano de niño escribiendo sobre cartulina, en el suelo. En segundo plano hay otros niños y niñas.

El 11 de marzo se inició el gobierno del presidente electo Gabriel Boric, cuya historia en la política comenzó en los movimientos estudiantiles de 2011. El ahora presidente marchó por una educación gratuita y de calidad en las calles junto a miles de personas. Este contexto lo llevó a ser diputado durante dos periodos, para después recibir la banda presidencial.

En su administración, el presidente electo tiene varios desafíos por delante, sobre todo en materia educacional. En este sentido, cuatro académicos de la Facultad de Educación reflexionaron sobre las prioridades en el área que tendrá este nuevo gobierno: Alejandro Carrasco, decano; Magdalena Claro, directora del CEPPE UC; Claudia Matus, directora del Centro Justicia Educacional; y el director del Centro UC para la Transformación Educativa, Ernesto Treviño.

Objetivos escolares para el futuro

Las y los investigadores señalan la relevancia de imaginarse una nueva escuela, una nueva perspectiva de la educación centrada en competencias que se alinean con aquello que ocurre en las vidas cotidianas, más allá del contenido formal y estandarizado. Esto requiere una reorientación del currículum escolar y la formación inicial de profesores y profesoras.

“Los objetivos de la escuela están muy alejados de los desafíos que tenemos hoy: crisis climática, sanitaria y social, desafíos de la digitalización, etc.”. Para ello proponen repensar la educación en función de los desafíos que deben enfrentar diariamente los niños, niñas y jóvenes como es la exacerbación de las desigualdades, el deterioro de las condiciones de vida, la segregación entre comunidades junto con los avances tecnológicos, la virtualización de las relaciones y la automatización en el trabajo, “Todo esto requiere de una nueva visión de qué es lo que tenemos que saber, sentir y hacer para construir los nuevos futuros”, explican.

Cambio de perspectiva: de la desconfianza a la construcción colaborativa

El sistema educativo en Chile se caracteriza por un paradigma de la desconfianza que tapiza el trabajo docente con lógicas burocráticas que se deben transformar, según los expertos. El Sistema de Aseguramiento de la Calidad es un ejemplo de esa lógica, que no mejora los procesos, sino que castiga o premia en función de los resultados. Instrumentos como el SIMCE y las consecuencias en el cierre de las escuelas ponen presión al profesorado y desincentivan el trabajo colaborativo. Por ello, es necesario cambiar los incentivos y transitar hacia una lógica de cooperación mejorando los procesos educativos, acompañando y construyendo capacidades.

Finalmente, el funcionamiento en las escuelas se dicta mediante liderazgos jerárquicos y con una rendición de cuentas burocráticamente excesiva, que agobia a las comunidades y desalienta la colaboración. “La transición hacia formas de colaboración en red, aprovechando las oportunidades de las tecnologías digitales para la mejora de las interacciones pedagógicas y el aprendizaje es la vía para la construcción de capacidades a nivel territorial y nacional”, sostienen los entrevistados.

Las y los académicos reconocen que para dar este giro es necesario que se establezca una relación de mayor apoyo y colaboración, bajando la presión externa del Ministerio de Educación.

Hacerse cargo de las crisis climática y social

Durante la entrevista se destacó la importancia de transformar, desde la escuela y la investigación, las relaciones entre los seres humanos y los ecosistemas: “Una educación para una nueva convivencia con los ecosistemas requiere nuevas formas de pensar la colaboración y la dependencia. Esto debe permear los cambios curriculares y la formación docente”, declaran aunque agregan también es importante hablar de las desigualdades que producen las categorías de género, raza, etnia, clase social, entre otras, y trazar cómo desde aquí se avanza y se enfrentan las crisis actuales.

¿Qué hacemos con la Educación Pública? 

La Ley de Inclusión es una de las misivas que intenciona el fin de la discriminación arbitraria y la idea de educarse en ambientes diversos, orientada a establecimientos públicos (subvencionados y ex municipales). Es decir, estas leyes son para el 92% del total de la comunidad escolar que debe cumplirlas, sin embargo, el 8% de los establecimientos privados queda exento de la normativa.

Esta forma de segragación debe ser cuestionada considerando que el objetivo es crear un sistema de educación completamente público y que pone como titular de derechos educacionales a los y las estudiantes, plantearon en la entrevista.

Reformas educativas justas 

Según los expertos, con normas como la Ley de Inclusión, la Nueva Educación Pública y de Carrera Docente ya se avanzó hacia la equidad en el sistema. Se construyeron los pilares, pero, explican, hay que hacer seguimiento a la implementación de sus resultados para verificar que estas políticas efectivamente generen lo esperado tanto a nivel de calidad, aprendizaje e inclusión. De esta manera se podrá analizar analizar en qué medida estas políticas deben o no expandirse.

La educación no sexista como prioridad

Una educación no sexista es una prioridad para poder hablar de un sistema educativo equitativo, de calidad y justo. Aún cuando el orden normativo de género está en la base de la producción de desigualdad en el espacio escolar, también se debe considerar otras categorías como clase social y raza para tener una aproximación real a una educación igualitaria y justa. Para esto no sólo se debe reformar el currículum, los textos escolares, los estándares de formación de profesores y profesoras y las políticas de formación continua, también requieren transformaciones.

En la profesión docente está el futuro de la educación

Otro desafío que debe enfrentar el gobierno es seguir profundizando y extendiendo la Ley de Desarrollo Profesional Docente, enfocándose en seguir mejorando las remuneraciones, inserción y condiciones profesionales del equipo docente.

El futuro del país se juega en las escuelas y con sus profesores. En lo urgente, “debemos generar esquemas de desarrollo profesional e incentivos colaborativos para que los docentes se mantengan en las escuelas y no se provoquen fugas”. Por lo mismo, explican, hay que robustecer la autonomía y el trabajo colaborativo como elementos de atracción a la profesión.

Según las y los investigadores, es importante, en específico, revisar la relación entre las horas lectivas y no lectivas. “Muchas veces (estas últimas) no se respetan y se han transformado en un espacio para atender apoderados”, señalan.

Fuente: UC