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Entrevista a Alejandro Carrasco, Decano de Educación UC:

octubre 25, 2022


“De aquí a 20 años me gustaría ver cómo la Facultad logra impactar a través de la investigación interdisciplinaria y transferencia en los cambios que el sistema educacional chileno necesita”

Este mes se cumplieron dos años desde que asumiera Alejandro Carrasco como máxima autoridad de la Facultad para el periodo 2021-2025. En la mitad de su gestión, nos cuenta su mirada y el sello que ha querido trabajar en la unidad, así como las proyecciones y expectativas que tiene por cumplir.

Recientemente se cumplieron dos años desde que el decano Alejandro Carrasco asumió la dirección de la Facultad de Educación UC. Dos años en los que la educación chilena debió transitar desde las forzadas clases remotas hacia la vuelta a la presencialidad, atravesando por un proceso de reactivación educativa y múltiples dificultades. Durante su periodo, además, se cumplió un hito significativo, pues la Facultad cumplió 80 años de existencia, formando a más de 24 mil profesoras y profesores para Chile.

En el marco de este segundo aniversario, el decano de la unidad, Alejandro Carrasco, quien comenzó en la unidad en 2021 hace un balance sobre su gestión desde que asumiera la dirección y se da un espacio para proyectar el futuro y los retos que le esperan en la investigación y la formación de docentes de la UC.

-En octubre pasado cumplimos 80 años, una gran historia. Lo invito a mirar hacia el futuro, ¿qué espera de la facultad cuando cumpla 100 años?

Generar un impacto, en ser capaces de producir un conocimiento relevante y sistemático, y que, además, puede ser aplicable. Que la investigación educacional que hacemos pueda ser una guía para las grandes decisiones de política pública, así como influir en las transformaciones de la práctica del sistema escolar y ser un modelo en la formación docente. De aquí a 20 años me gustaría ver cómo la facultad a través de sus académicos/as logra impactar en los cambios que el sistema educacional chileno necesita con urgencia a través de la investigación y transferencia. Y para eso necesitamos trabajar en dos cosas: dar todo el apoyo a nuestros académicos, y luego identificar las áreas de investigación que tenemos que potenciar.

Por último, afianzar nuestro liderazgo en la universidad en las conversaciones educacionales, que sea un faro sobre cómo hacer buena docencia, en activar aprendizajes y en cómo impactar en las motivaciones de los estudiantes. Una facultad conectada con sus egresadas y egresados. Y muy dinámica en la interdisciplina. En el fondo, a los 100 años, una facultad que mantenga su liderazgo actual, pero que avance hacia un liderazgo con mayor sentido de propósito y relevancia para el sistema escolar. 

-En esa lógica, ¿cuáles son sus grandes sueños para la facultad?

En la formación de profesores, tenemos la convicción que las y los futuros docentes van a educar en un mundo muy diferente al nuestro y conceptual y técnicamente tienen que estar conectados con las y los estudiantes, con sus valores y experiencias previas y además ayudarlos a relacionarse con la sociedad y ser ciudadanos críticos. Con esa visión, nos interesa trabajar los temas de sustentabilidad, igualdad de género, liderazgo e investigación aplicada para mejorar la práctica docente, desde una mirada transversal en nuestras mallas.

-Volvamos al presente, ¿cuál es el sello que ha querido imprimir durante su gestión? ¿Y cómo este sello se ha traducido en logros?

Lo primero ha sido organizar prioridades en respuesta al mandato que la comunidad y la universidad le hizo a la nueva decanatura. De ahí derivan muchas iniciativas como trabajar el desarrollo académico, la infraestructura y asegurar los cambios en marcha del postgrado. Una de las tareas esenciales de un decano es cuidar su planta académica para que realicen docencia de calidad, investigación de avanzada y tengan impacto público. Para ello, algunos logros han sido impulsar un proceso dialogado de actualización de normas complementarias de la planta ordinaria, construir una planta especial, mejorar las condiciones laborales de la planta adjunta, impulsar y respaldar cambios de categoría de profesoras asistentes a asociadas, y también a titulares, e impulsar un nuevo concurso de planta ordinaria con una proyección de áreas educacionales en las que la facultad ha estado ausente. En cuanto a postgrado, hicimos un trabajo cuidadoso para implementar bien un magíster que recibimos recién renovado, así como la acreditación de éste y del doctorado. Y en pregrado, asegurar el buen cierre del proyecto FID, las acreditaciones en curso en estos 2 años en nuestros tres programas y las renovaciones curriculares de algunos.

Lo segundo, necesitábamos tener una plataforma de base y de infraestructura para sostener la docencia e investigación que hacemos. Por eso, creamos la subdirección de comunicaciones y la subdirección de desarrollo. Y también hemos impulsado varios proyectos de infraestructura, muy importantes y sensibles para la comunidad. En cuanto a gestión, el foco se puso en potenciar un modo participativo y de mucha confianza en la visión de las personas y en el trabajo en equipo, para poder cuidar con calidad los procesos permanentes de la facultad.

-¿Qué papel han jugado como actor público?

Tenemos un rol en la conversación sobre educación, asegurando que las y los académicos se involucren. Algo muy destacado fue vincularnos con la Educación Pública mediante la Alianza Lagar, donde hemos pensado la investigación educacional junto a las comunidades. También nos preocupamos de estar presente en toda la discusión constitucional, junto con generar espacios de diálogo público con otros actores.

-¿Qué estrategias han desarrollado para enfrentar el déficit de matrículas en las pedagogías, tanto en la discusión política como en la atracción a las carreras?

Ha sido clave participar activamente en esta conversación. Tanto en comisiones, en la mesa técnica en contexto de la carrera docente y como integrantes del  Consejo de Decanos de las Facultades de Educación (CONFAUCE), así como en estudios internacionales con el PNUD.

Y a propósito de bajas matrículas, revisamos los instrumentos de selección para generar una mayor inclusión y capturar estudiantes que quizá quieren estudiar en la UC y no pueden. Tenemos la convicción de que lo que predice el desempeño es, también, la motivación junto a la preparación académica. En este contexto, generamos el Programa de Acceso Diverso (PAD), así como cambios a las ponderaciones en el instrumento de selección de la prueba de admisión luego de un estudio de simulaciones. Esto nos permitió remontar matrícula en párvulos y detener la caída en educación básica.

-A pesar de un escenario complejo, deciden sacar adelante la carrera de Pedagogía en Educación Especial junto con la Facultad de Ciencias Sociales…

Una gran conquista de la crítica académica y los movimientos estudiantiles fue entender que educar es conectar con el potencial y necesidades de todos, sin exclusión, comenzar hablar de escuelas inclusivas, que son las que consideran que todos son educables. Eso dio pie a varias reformas en diferentes momentos, como Ley SEP, Ley de Inclusión, programas PIE, que en su conjunto aumentaron la importancia de contar con más profesores y profesoras de educación especial en las escuelas, y en eso la UC tenía que estar presente con todas sus capacidades. Educación Especial recibió a la primera cohorte en marzo del 2023.